Alci Acosta, el maestro del bolero de despecho, se despide
Su último concierto en Bogotá será el 8 de julio en Cielito Lindo.
Alci Acosta (Soledad, Atlántico, 5 de noviembre de 1938) ha pisado escenarios de muchas ciudades de Colombia, América Latina y Europa. Pero dice que un día sintió mucho miedo, fue el 26 de marzo pasado, cuando estuvo en el Estéreo Pícnic bogotano.
“Bueno, hablando de mi actuación en ese festival, para mí fue algo un poquito insólito, ¿no?, algo complicadito para mí, ¿no? Complicado digo, porque el tipo de gente que asiste a este bonito espectáculo es totalmente distinto a la gente a la que yo acostumbro a cantarle. Yo creo que fue la primera vez que se cantaron boleros allí y me tocó a mí, y fue un motivo de mucha satisfacción”, dice.
Su respuesta es muy humilde, como él, pero la verdad es que ese día, cuando Alci Acosta empezó a cantar con Catalina García, de Monsieur Periné, el público estalló en aplausos. No fue todo: lo acompañó en sus canciones con estrofas o coros. Es decir, no era un desconocido. Tal vez no sea el favorito de los asistentes, pero sus canciones estaban en la memoria sonora de la gran cantidad de jóvenes que son los principales clientes del Estéreo Pícnic.
“La gente me aceptó muy bien, sin exagerar había de 7.000 a 8.000 personas. Eso me llenó de mucho orgullo. Nos fue tan supremamente bien con mis boleros que se me pasaron rápido la preocupación y el susto”.
Su lista de éxitos es larga. Incluye, entre otros, ‘Odio gitano’, ‘Dos rosas’, ‘El último beso’, ‘La copa rota’ y ‘La cárcel de Sing Sing’. Esta última, incluso, se oyó en la película peruana ‘Pantaleón y las visitadoras’.
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Desde hace un poco más de un año, el maestro Alci Acosta, que este 2023 cumplirá 85 años, anunció su retirada. Y en su gira de despedida llega a Bogotá. Se presentará el 8 de julio en Cielito Lindo, en el occidente de la ciudad.
“Mis empresarios y yo hemos planeado hacer la despedidas de forma pausada, no con tanta intensidad como antes, porque ahorita desafortunadamente mi estado físico no me lo permite”, cuenta. Agrega que anteriormente hacía un promedio de ocho conciertos mensuales, “hoy en día son tres, máximo cuatro”.
Este recorrido no solo incluye a Colombia, “también Europa, Estados Unidos, Ecuador, donde se me quiere mucho, y San Salvador, pero lógicamente en nuestro querido país serán varias las ciudades que visitaré. Además de Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Villavicencio… Son espectáculos grandes que no se pueden hacer tan seguidos, así que tendrán un intervalo de mes y medio”, cuenta.
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Aunque está activo en la música desde 1957, su carrera en solitario empezó en 1965, al grabar ‘Odio gitano’. Luego hizo dúos con Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas, y se convirtieron en los referentes del llamado bolero del despecho.
Muy rápido se dio a conocer en Venezuela, Perú, Chile y Ecuador. Y con los años dio el gran salto a Europa, “que era mi gran anhelo. Francia fue el primer país que visité y me fue supremamente bien. De ahí viajamos a España, Italia, Alemania, Suiza e Inglaterra. No me puedo quejar en ese aspecto”.
Acosta viajaba mucho, tenía múltiples presentaciones y sacrificó muchas cosas: “Por eso y desafortunadamente, desatendí un poco a mis tres hijos cuando estaban pequeños. Prácticamente mi difunta señora, Ruth Agudelo, fue mamá y papá porque yo llegaba a la casa dos, tres días y me iba a cumplir mis compromisos”.
De sus hijos, el Checo siguió sus pasos, pero no su género musical. “Desde muy niño él se inclinó por la balada, y yo no le insinué que cantara lo mío. En su momento descubrió su talento para la música tropical y le ha dado muy buen resultado. No hubo necesidad de que hiciera lo mismo que yo”.
Aunque todavía hace falta un tiempo para que se retire definitivamente de los escenarios, dice que cuando llegue el momento pasará el tiempo en su casa.
“Lo pasaré aquí, tranquilito en mi casa, al lado de mi biznieto que vive conmigo, mi nieta que me cuida mucho, una señora que es el ama de casa. De vez en cuando saldré por ahí a hacer algunas cositas especiales, pero más que todo voy a estar con mi gente, en mi hogar. Lo que no pude hacer con mis hijos por estar trabajando lo quiero hacer con mis nietos y biznietos”.
Hoy, mirando atrás, dice: “Estoy agradecido con mi carrera, con la gente que, durante 58 años me ha seguido y me sigue estimando, aplaudiendo, asistiendo a mis presentaciones”.
Y hablando de sus artistas favoritos, dice que siempre fue fiel a “la Sonora Matancera y a todos los cantantes que pasaron por allí, especialmente los que cantaban boleros, como Daniel Santos, Leo Marini, Bienvenido Granda, Celio González, nuestro paisano Nelson Pinedo, Alberto Beltrán”.Sin embargo, en el tema del bolero, es seguidor del cantante venezolano Felipe Pirela. “Lo admiré desde que tuve uso de razón y lo sigo admirando”, afirma.
Y en caso de hacer un dúo de nuevo, le gustaría grabar con su “gran amigo de Medellín Carlos Arturo González y de nuevo, cantar con Andrés Cepeda”.
Alci Acosta, su voz particular y educada y su piano están en el cancionero latinoamericano que nunca se olvidará. Él puede dejar de cantar, pero sus boleros hacen parte de la memoria.
¿Dónde y cuándo?
Sábado 8 de julio, 8 p. m. Cielito Lindo, avenida Boyacá con 48. Boletas en el WhatsApp 300 2338028. De 100.000 pesos a 2’000.000.